18.4.08

Día #9 - Esquemas juveniles





Pas a Nivell, de Pere Vila (España, 2007, 103´)


Cine generacional, ¡cómo me gusta!. Lejos de las referencias habituales sobre el tema (la reciente Juno, el universo Rejtman-Acuña, o incluso Farval Falkenberg) Pere Vila construye una historia de silencios y metáforas alrededor de un adolescente que ya pasó los veinte. Padres que entienden poco, un trabajo aburrido (sí, trabajar en una playa también puede ser aburrido), incertidumbre frente a los estudios, y dificultades para acercarse al sexo opuesto. Todas cosas que ya vimos, pero esta vez construidas sobre detalles mínimos. Marc, el protagonista, está estancado, lo sabe, y no tiene claro cómo cambiar. Pues bien, Pere Vila le da el tiempo necesario para que desarrolle esa mutación, para que pueda descubrir cuál es el momento exacto para cruzar el paso a nivel. Quizás lo desencadene el encuentro con el amor, quizás la pérdida de alguien querido. Como sea, no hay presiones sobre Marc -notemos la ausencia de primeros planos sobre su omnipresente silueta- sino un universo por delante tan inmenso como el mar, esperando pacientemente cada uno de sus movimientos.




Night and Day, de Hong Sang-soo (Corea del Sur, 2008, 145´)


Night and Day es el ejemplo paradigmático de las comedias que te hacen salir de sala como si hubieras visto un drama. Rodada casi íntegramente en París, cuenta la historia de un pintor que por un problema de drogas tiene que dejar Seúl para instalarse en Francia. Su novia queda en Corea, mientras que en París conoce a más de una chica que le va a hacer la vida imposible (cosa que no cuesta demasiado). Hong consigue lo que nadie: filmar París casi sin franceses, y así y todo mostrar el desencanto europeo hacia la inmigración (nótese la diferencia entre el trato que se le da a los coreanos y el que se le da a un pichón que cayó de su nido). Para mejor, construye diálogos con la fuerza de una cachetada, y los pone en escena con unos zoom que profundizan ese impacto. Valga sólo uno como ejemplo: una pareja se reencuentra después de diez años, y cuando se juntan a tomar un vino ella se despacha con un "¿sabés cuántos abortos me hice por tu culpa?". Risas, sí, risas...


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