9.11.09

Habla Kelly Reichardt, la directora de la gran "Old Joy"


La visita de Kelly Reichardt al BAFICI fue un regalo para quienes quedaron cautivados con Old Joy, su segundo largometraje (que fue exhibido en la edición 2007 de este festival), y para quienes esperaban con ansias su último y muy elogiado film, Wendy and Lucy. Pero pocos conocían el resto de su obra y, especialmente, sus modos de producción ultraindependientes que convirtieron a sus trabajos en pequeños milagros de inspiración.

La proyección de su filmografía completa reveló la curiosa conformación de su obra. Su debut no fue en el cortometraje, sino en el largo. River of Grass (1994), una paródica road movie protagonizada por un ama de casa en busca de aventuras (y una burla al tópico de los amantes fugitivos), tuvo su momento de gloria en festivales indies, y demostró su talento para crear personajes y para cierto humor que no repetiría en sus films posteriores.

Pasaron 12 años hasta que Reichardt pudo filmar su siguiente largometraje. Pero en el medio dirigió un mediometraje en Super 8, Ode (1999), basado en una novela sobre una tragedia juvenil (un melodrama folk además inspirado por un hit de la música country), y dos curiosos cortometrajes. En Then a Year (2001) y Travis (2004) no hay personajes sino voces en off que narran historias de amores trágicos, evocan a un soldado muerto en Irak, y acompañan visiones fragmentadas de cierto universo suburbano (Then a Year) o buscan crear estados de ánimo a través de texturas, como imágenes desenfocadas (Travis). El estilo minimalista, rural, melancólico, que supo acuñar en sólo dos films (Old Joy y Wendy and Lucy), la convirtieron en una de las realizadores más interesantes del cine independiente norteamericano.

La presencia de la directora en el BAFICI acompañando su retrospectiva, tuvo además el objetivo de presentar el libro El cine de Kelly Reichardt: El sueño (americano) terminó (una publicación a cargo del festival), y un diálogo abierto moderado por Sergio Wolf.

El libro es una compilación heterogénea que incluye entrevistas a Reichardt por Gus Van Sant y Todd Haynes (amigo y productor), un perfil a cargo de Larry Fessenden (montajista y actor), y artículos sobre sus films de reconocidos críticos publicados en medios internacionales. Además, cuenta con textos escritos ad hoc por Sergio Wolf, Marcelo Panozzo, Javier Porta Fouz y Fernando Chiappussi. Esta primera publicación sobre la directora (no existe bibliografía sobre su obra en los Estados Unidos), fue presentada por el crítico de Variety Robert Koehler en una charla junto a Reichardt, donde resaltó lo irónico de que esta primera publicación fuera realizada en español y por el BAFICI, tan lejos de casa.

El diálogo de Kelly Reichardt con Sergio Wolf fue un gran cierre para el ciclo de actividades especiales, que contó entre sus figuras a Claire Denis, Ron Mann, James Benning y Miguel Gomes. La directora repasó en profundidad su filmografía y distintos temas como su modo de producción, el guión y el trabajo con actores, a través de las preguntas de Wolf, que escribió el prólogo y un artículo del libro llamado Wendy and Lucy: Otros mundos en este mundo.

Reproducimos a continuación parte de las preguntas que el público le realizó Kelly Reichardt.

-¿Cómo llegó a convocar a Michelle Williams para el papel de Wendy?
-Michelle Williams y yo teníamos amigos en común, inclusive ella ya había trabajado con el productor, Todd Haynes, así que fue fácil hacerle llegar el guión. Ella me dijo que algo que le gustó del personaje de Wendy es que se sentía completamente invisible; a donde fuera nadie notaba su presencia. A ella le gustaba esa idea, porque sentía que ella se estaba poniendo de moda como actriz. Cuando llegó al set se encontró con un equipo muy pequeño de gente que, además, no la reconocía. Ella era sólo una chica esperando en el motorhome para hacer su escena.

-¿Cómo son sus castings? ¿Qué busca en el actor?
-A nadie se le paga por su trabajo en mis películas. Tanto los actores como el equipo técnico son voluntarios. Ellos aportan dos semanas de su tiempo al proyecto. Por eso es que nunca pude hacer ensayos. Todos nos ocupamos de muchos roles, por ejemplo, un día voy al Ejército de Salvación a elegir vestuario, y al otro empieza el rodaje. Todos se comprometen mucho con el proyecto. En Old Joy, los actores eran amigos míos, y nos conocíamos de toda la vida. Pero ellos tuvieron que conocerse y “convertirse” en esos amigos de toda la vida en el set. Trato de crear un espacio de intimidad para que eso se de. La mayoría de mis actores tienen una relación de años conmigo antes de filmar. Por ejemplo Will Patton, que interpreta al mecánico en Wendy and Lucy. El me llama una vez por año para preguntarme en qué ando, y si tengo algún proyecto en el que él pueda estar. Además, las agencias de actores no se mueren por trabajar conmigo, porque ya saben que no puedo pagar a sus representados.

-¿Qué le aporta el hecho de enseñar cine a su trabajo como directora?
-Enseñar es mi manera de aprender cine. Llevo los temas que me preocupan a la clase para discutir con mis alumnos. La semana pasada estuve tratando de averiguar con ellos cómo Sam Peckinpah filmó una escena muy complicada de La pandilla salvaje en que unos caballos ruedan por una montaña. Creo que usó varias cámaras, pero yo quiero saber dónde estaban puestas. Esto tiene relación con mi próximo proyecto, que será un western.

-¿Cree que la industria tiene prejuicios de género con respecto a las directoras?
-Yo no soy parte de la industria del cine. Pero hay muy pocas mujeres haciendo películas dentro de ella. No hay una versión femenina de directores como Jim Jarmusch, Alexander Payne, Gus Van Sant o Todd Haynes, directores que llevan a escena sus propias ideas. Yo siempre pienso la manera de hacer mis películas por fuera de la industria. No trato de usar recursos que no están a mi alcance. Tengo la suerte de pensar historias pequeñas, con personajes pequeños, pero si no fuera así, no sé cómo una mujer como yo podría contar sus historias. Creo que para el tiempo en que mis estudiantes hagan cine, las cosas pueden cambiar. Ellos se las van a arreglar.

-¿Cómo consigue el dinero mínimo para hacer sus películas?
-Hubo diez años de mi vida, entre el primer y el segundo largo, River of Grass y Old Joy, que prácticamente no pude filmar porque no conseguía dinero. Pensé que nunca más filmaría, pero apareció una tía que me dio 30.000 dólares y me dijo “gastalo en algo sensato, no en filmar” (risas). El resto del dinero para terminar Old Joy la aportó Todd Haynes. River of Grass costó 30.000 dólares, comenzamos a filmarla con 19.000 y después conseguimos el resto. Old Joy tuvo un costo total de 80.000. Trabajo con gente principiante, que tiene muchas ganas de aprender y aportan su energía. Por ahora no puedo armar un equipo técnico con gente experimentada, aunque en un futuro me gustaría hacerlo.

-Esas limitaciones, ¿la restringen a la hora de escribir un guión?
-Mi imaginación es muy modesta. Me gustaría filmar ahora un western de época, bastante minimalista. A la hora de pensar las escenas, pienso en filmar en exteriores, aprovechar la luz natural o la de alguna fogata que esté incluida en la historia. No las pienso como limitaciones, pero sé que estos límites moldearon mi estética. Además, como me distraigo mucho, trato de que haya la menor cantidad de gente o cosas en el set.

-Actualmente existe en los Estados Unidos una pequeña industria de films independientes que utiliza sus modos de producción, pero cuyas obras están llenas de clisés con los que tratan de disimular su naturaleza conservadora y condescendiente con el sistema. ¿Cuál es su punto de vista sobre esto?
-No me siento parte de la industria, pero sí de una comunidad de realizadores que se apoyan mutuamente. Pienso por ejemplo en films como La joven vida de Juno. Mis films también tienen que lidiar con los clisés, pero lo que creo es que los directores de esas películas están pensando ya en que su próximo film será más grande. Hay muchos directores que enseñan cine y que, como yo, no tienen esa ambición, ese objetivo. En realidad no me importa el mainstream. Esos films buscan satisfacer a cierto público. Soy feliz siendo under y haciendo el tipo de films que hago.

(Extraido de http://www.otroscines.com/festivales_detalle.php?idnota=2671&idsubseccion=66&PHPSESSID=6268fb6dc1492babc160e1b2b6dfbfba)



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