21.6.09

Los problemas de distribución y exhibición de films nacionales: opina Gustavo Postiglione



Algunas ideas en relación al problema de la distribución
por Gustavo Postiglione (director de Dias de Mayo)

Casi 10 años atrás había acordado estrenar El asadito en dos salas, una en Buenos Aires y otra en Rosario, gracias a las gestiones de un amigo -ya fallecido- que fuera Secretario General del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA) y Vicepresidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Roberto "Tato" Miller. Esto era noviembre de 2000. Cuando tenía casi todo arreglado con los cines aparece un distribuidor (Pascual Condito), al cual yo le había firmado (vaya uno a saber por qué) un contrato para que distribuyera mis producciones. Pascual me increpa y me dice que él no me autoriza a estrenar mi película. Yo había filmado El asadito en 1996, casi cuatro años antes, y no me pensaba dejar amedrentar por este señor, al que le dije:

-Pascual, si vos no me dejás estrenar la película yo voy a tu oficina, te parto el escritorio a patadas, te cago a trompadas y después te pego un tiro.

Creo que soné muy convincente ya que estrené El asadito en 15 salas con las copias pagadas por el mismo Pascual, que entiende ese tipo de códigos. Pero claro, esta es una anécdota simpática que lo único que hace es dejar en claro cómo y en manos de quién está el negocio de la distribución en Argentina. Porque de 10 años a esta parte, si bien mantuve varias peleas con Pascual a partir de otras películas, los resultados de la falta de políticas de distribución están a la vista.

Hoy, para estrenar una película, hace falta avisar (a través de la distribuidora) con tres meses de anticipación para saber el calendario de los estrenos nacionales. Luego. un mes antes del estreno el distribuidor pide salas a los cines para estrenar una película nacional. De todo esto está al tanto el INCAA, ya que recibe la misma información que los exhibidores. Quince días antes (aproximadamente) los cines deben informar las salas que le otorgaran a las películas argentinas que las han solicitado, esa misma información se las deben enviar a la distribuidora como al INCAA para que la Gerencia de Fiscalización controle que se cumple con la ley, cuota de pantalla, etc. Y si no informan en tiempo y forma el INCAA debe intimar a las salas a responder y a explicar por qué no van a pasar una (o varias películas argentinas).

Mientras tanto, el productor está sacando la película del laboratorio, pagando las últimas deudas, contratando la mínima publicidad que puede hacer y gestionando las notas de prensa necesarias para comunicar el estreno y esperando que el distribuidor le diga cuantas copias tiene que encargar al laboratorio.

Pero cuando falta menos de una semana para el estreno y no se sabe qué sala se tiene (o si hay sala), si los afiches que mandé a pegar los tengo que salir a despegar, los ánimos se ponen un poco tensos. Voy a la distribuidora y pregunto qué hacer:

-Lo que pasa es que viene Angeles y demonios con 180 copias y después Terminator 4 con 190 y …

-Pero necesito sólo 4 salas.

-Pero igual está difícil meter la película.

-Pero hace dos meses en el Festival de Berlín me aseguraste que estrenábamos en 10 salas y que iba a ser muy fácil conseguirlas.

-Pero... ¿Viste como cambió todo? No es mi culpa, vos sabés cómo cuido las películas argentinas, el problemas es el INCAA, ellos te tienen que dar una respuesta, nosotros lo único que hacemos es tratar de conseguir cines y si no conseguimos no tenemos la culpa, es el INCAA.

Decido no romperle el escritorio y voy al INCAA. Pido hablar con Fiscalización, un señor amable me atiende y se me queda mirando un rato largo sin decir nada y después es poco lo que dice.

-El que se tiene que hacer cargo es el distribuidor, nosotros sólo fiscalizamos.

-Pero ustedes son el organismo que regula la actividad cinematográfica.

-Sí.

-¿No tienen que intimar a los cines a que den respuestas si no contestan ante la solicitud de las salas?

-Sí.

-¿Y ustedes han intimado a algún cine en lo que va del año por no responder a lo que tienen que responder?

-No

-¿Y por qué?

Sin respuesta, me sigue mirando.

-Te pido un favor, ya que no lo hicieron, ¿pueden intimar a los cines ya que no nos han respondido para saber que sucederá con mi película? Y de paso lo hacen de ahora en más.

Luego de mirarme un rato más, acepta intimar a los cines y me promete que tendré las cuatro salas de estreno en Buenos Aires más las dos de Rosario.

Al llegar el lunes, mi ilusión de contar con cines para el estreno de Días de Mayo se había evaporado. El distribuidor consiguió dos salas (el Village Recoleta y el Unicenter, pero con la última función a las 17 hs, es decir lo mismo que nada). Por mi parte, hice gestiones para el Arte Cinema y el Gaumont y, por ser la película rosarina, conseguimos dos complejos en Rosario. A esta altura, el distribuidor quedó totalmente desdibujado. Sumado a que en la segunda semana aceptaba que nos bajaran la película del cine Monumental de Rosario, a pesar de haber superado la media, algo que por suerte no sucedió. Por otra parte, las gestiones de Fiscalización no sabemos si las hicieron o las anotaron para mi próxima película.

Como resultado de todo esto, debo decir que Días de Mayo funcionó solo en tres cines (Gaumont, Showcase y Monumental de Rosario) sumando un poco más de 7.000 espectadores en 4 semanas. Una cifra atendible por la precariedad del estreno, pero a su vez muy exigua, que revela algo que está sucediendo con casi todos los estrenos nacionales: el sistema de distribución como lo conocemos hasta ahora está prácticamene agotado.

Y aquí hay que hablar de lo verdaderamente importante y que nadie dice: el mayor enemigo del cine argentino son las cadenas de exhibición multipantallas. Ellos son los que, contraviniendo la ley, niegan las salas o les dicen al público que la función está llena cuando está vacía o hasta le recomiendan que vean otra película o llegan al extremo de grabar en el contestador del cine (ese que te da los horarios de las funciones) que la copia de tal película argentina tiene una rayita en un rollo (sí aunque usted no lo crea eso sucedió).

Entonces, ¿qué hacer? Hay que buscar alternativas, potenciar y crear muchos más espacios INCAA y ¿por qué no? confiscar una sala de cada complejo multipantalla que sea exclusiva para el cine nacional. Es una manera de que estas empresas multinacionales dejen un poco de todo lo que se llevan aquí. De la misma manera que se les quitó las AFJP a los consorcios multinacionales, ¿por qué no se les puede confiscar una sala a estos grandes monopolios de la exhibición y la distribución? También hay que decidirse a buscar otros canales y quitarnos el ego de directores cuyas peliculas sólo se vean en las salas. Podemos hacer un estreno simultáneo en cines, DVD, Internet, TV y todo los que se nos ocurra si el objetivo es que la película se vea y que efectivamente podamos tener nuestras regalías por cada instancia de difusión.

Por mi parte, les comento que reabrimos en Rosario un viejo cine arte llamado Arteón, que también funcionará algunos días como espacio INCAA y que programará mayoritariamente las películas argentinas que tienen poca difusión como así también el cine que escasamente llega a los complejos, fundamentalmente el latinoamericano, el europeo y el asiático, que son muy dificiles de ver en Rosario.

Gustavo Postiglione
Junio 2009

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1 comentario:

Chirola dijo...

En Zárate nos quedamos sin cine. Cuando tenía la cuarta parte de los habitantes actuales llegó a tener 6 salas.
¿Que ayuda te da el INCAA pra abrir salas en lugares así, y que te exige a cambio?