22.7.07

u-ru-gua-yo!

Hola a todxs
En el programa 18 ya pueden escuchar nuestros comentarios sobre la cinemateca uruguaya, entre canciones de Dani Umpi y Pequeña Orquesta Reincidentes. También seguir el caso Claudia Acuña, la cobertura de Venus y las recomendaciones de la nona con Julio comienza en Julio.

Les dejamos lo prometido: la crónica del viaje a Rosario para la inauguración de la casa de Planeta X. Qué lo disfruten!


VIDA EXTRATERRESTRE
Crónica del viaje a Rosario para la inauguración de la nueva casa de Planeta X, con transmisión en vivo de El monte análogo y Rastros de carmín por unaRadio.


SÁBADO 7 DE JULIO

09.00
La cita es en lo del capitán Gab. El plan, llegar a Rosario al mediodía para almorzar. Soy el primero. Gab tarda en bajar. Mientras, llega Emi junto a su novia y un amigo, Cristian. Subimos al 2º piso del departamento de la calle Alsina. Falta mucha gente, y lo que es más importante: las dos camionetas. Una, blanca, moderna; la otra, una Estanciera modelo 64. La Beba. La maneja Nico, el poeta, que todavía no da señales de vida. El que aparece es Ezequiel, el director. Cara de dormido, ojeras, sobretodo negro. Se arma ronda de té y galletitas con dulce de leche. El viaje ya empezó.

11.30
El plan de llegar al mediodía es historia. Vino Pepe, el bajista, con su flamante vehículo. Faltan el poeta y la Beba. Suena el timbre: son ellos. Con rigor de Tetris cargamos equipos, tachos de luz, frazadas, mochilas. Somos once y faltan tres. Viajo en la parte de atrás de la Estanciera con el director y Francisco, enviado especial de Médanos. Es momento de salir a la ruta.

12.40
Pasado el mediodía estamos en Panamericana, a la altura del Unicenter. Falta que suba otro Nico, el mecenas. Viene recargado: novia e hija. La Beba marca el rumbo, 120 km por hora. En la parte de atrás, mucha charla, bombones obli-bon, y colchas hasta el cuello.

13.45
Nueva parada, ahora en una YPF. Cargamos combustible. Dos cafés con leche y una empanada de cebolla y queso. Saludo al mecenas y sus chicas que venían en la camioneta del bajista. Voy al baño a las apuradas antes de subir de nuevo a la Beba. Casi provoco una inundación al tirar el botón de un inodoro tapado.

15.00
Estación de servicio Petrobrás. De haber respetado el plan original, hace rato que tendríamos que estar en Rosario. Alguien recuerda que mañana, domingo, juega Argentina por la Copa América. La noticia contagia un impulso futbolero hasta entonces reprimido. Playón de la Petrobrás, pelota desinflada, a jugar a los pases. Las horas se acumulan como los cafés con leche. Promesa: es la última parada. Volvemos a la ruta.

18.10
Promesa cumplida. Entramos a Rosario por el Boulevard Oroño, buscando la calle Montevideo. La encontramos cerca de Carlos Pellegrini y el Parque Independencia, después de una necesaria limpieza de parabrisas. La Beba llega primero y estaciona arriba de la vereda, sobre el 2348. Pepe la deja enfrente, entre un auto viejo y un contenedor para los residuos. Misión cumplida. Ahora, a trabajar.

23.15
El grupo que va a dormir en la casa se debate entre cables, luces, micrófonos y pruebas de sonido. Varias horas tratando de optimizar la futura transmisión radial devenida show en vivo. Gato lleva la voz cantante. El mecenas da el ok. El sonido es magnífico, mejor incluso que el de varios recitales caros a los que fui. El otro equipo busca infructuosamente un lugar para pasar la noche. Pasan las horas y las noticias no son buenas. Hasta que se produce el milagro. Hora de bajar tensiones y buscar un lugar para comer.

00.05
Apenas comenzado el nuevo día estamos en el centro, en un restaurante de la calle San Juan. Salvo Ezequiel, que empezó una noche salvaje, estamos todos a la mesa. Pasan parrilladas, milanesas, ensaladas de zanahoria y huevo, pastas y hasta una pizza de anchoas. Después de comer, las familias vuelven al hotel. Los demás, a la calle Montevideo. Sí, hay prueba de sonido en función trasnoche.

05.00
Todavía no amaneció y los episodios nocturnos se acumulan. Ronquidos que braman, sonambulismo extremo, pies congelados. Tratamos de descansar sobre colchonetas, almohadones, frazadas y un par de bolsas de dormir. En la habitación somos seis. Falta el director, que recién llegará cuatro o cinco horas más tarde.


DOMINGO 8 DE JULIO

14.30
Amanecemos tarde. El capitán, Gato y Nico se levantan imantados por las guitarras. Nueva prueba de sonido. El resto nos vamos a almorzar. Cruzamos el Parque, los Tribunales, y llegamos a una pizzería donde unos pocos clientes tardíos hacen sobremesa. Pido pizza con Ezequiel. Francisco y Cristian comen empanadas y una cazuela de mondongo. La hora de la transmisión se aproxima. Sólo queda una escala.

17.25
Después de viajar en un colectivo de la línea 107 por $1,25 estamos en la terminal de micros. Enfrente, una alicaída carpa de El Portal de las mascotas, donde el animador despunta su vicio con los animales. En la ventanilla de El Rosarino el director saca un pasaje para las 5 de la mañana con destino a Retiro.

19.10
Todo listo. Las puertas de Montevideo 2348 se abren. El nuevo espacio está inaugurado. Llegan las primeras visitas. Los reciben una mesa llena de flyers y Lucas, uno de los chicos de Planeta X, a cargo de la caja registradora. Al costado, dos puestos de libros, uno de ellos dedicado exclusivamente al primer poemario de Nico, Decirte al oído. La gente se reparte. Un grupo se aísla para ver Argentina vs. Perú, otro pulula por el lugar, y otro se dispone a escuchar la transmisión de El Monte Análogo.

20.00
El programa arranca súper puntual, por atinada presión del mecenas. Entre lecturas de Julio Verne, el poeta, de traje y camisa blanca, acota posibles influencias. Llega el momento de foguear el libro. Nico abre con Cambiazo, y sigue con Hit, A todos los audífonos del mundo, Información general, el del título kilométrico, Soy fiestero, y varios otros. Hasta me dedica Melody, uno de mis favoritos. Cierra con una emocionante lectura de Ata una cinta amarilla a un viejo roble. Loas del público. Prueba superada. Sigue la improvisación, suerte de lectura de textos aleatorios intercalada con temas de Gabriel Rud (el capitán), Emiliano Martínez (Emi), y Flavia and the motonets (Gato y el mecenas). Conmovido, aplaudo al final una emisión antológica. Si hasta casi me olvido que debía hacer el siguiente programa.

22.12
Estrella roja me mete en clima. Ya cambió la escenografía, ya nos enteramos que Argentina ganó 4 a 0, ya está el director sentado al lado mío. Presento Rastros de Carmín con algunos problemas técnicos, y va la primera proyección: Rocío, el último cortometraje de Ezequiel. La gente se ríe y sobre el final festeja. Pienso en aquellos que están siguiendo el programa por radio, “escuchando” la peli. Poco acostumbrado a las luces, le hago un reportaje al director que dura menos de lo previsto. Le sigue la proyección de Ixe, el mediometraje de Lionel Soukaz, capaz de probar en poco tiempo la resistencia de los presentes. La respuesta es mejor que la esperada. Se acercan dos chicos de un centro cinematográfico rosarino para consultarme por los films. Me relajo. Termina la proyección, sin euforia. Explico el contexto en el que se hizo la película y por qué quería mostrarla. El cierre del programa es entre aplausos y cierta tranquilidad por el resultado de esta primera experiencia con público.

23.42
Apenas salido del escenario me acerco al mecenas para preguntarle por la transmisión. Me dice que salió bien y comenta el por qué de los problemas técnicos, en un idioma que no manejo. Me entero que mi hermano desde Holanda escuchó buena parte de la transmisión, pese a que en Rótterdam eran las 4 de la mañana.

02.10
Decirte al oído es un pequeño éxito de ventas: prácticamente una decena, en el puesto que tengo bajo custodia. Reminiscencias de mi pasado librero hacen que forme pilas simétricas con los ejemplares. La gente empieza la retirada en los albores de un nuevo aniversario por la independencia. Nada de banderas, escarapelas o símbolos patrios. El souvenir de la fiesta es una mueca, mezcla de sonrisa y cansancio, que todos llevamos como estandarte.

04.30
El poeta no encuentra las llaves de la Beba. El director se impacienta: tiene micro en media hora. Rezongando por lo bajo camina hasta Oroño para tomarse un taxi. Es la primera baja del multitudinario grupo original. En la casa quedó mucha energía flotando. El plan: salir a andar en la Estanciera, ver Rosario desde la ventanilla, desayunar. La Beba no arranca. Intentamos varias veces pero no hay caso. Gato sugiere dejar de pensar en “el mecanismo” y concentrarse en “La Beba”, como si un avezado Don Juan enseñara su mejor estrategia de seducción. No podía ser de otra manera: arranca, en medio de una arenga de tablón. Damos tres vueltas completas por el centro de la ciudad y sus alrededores. Ya de día, llegamos a La Maltería para el último de los placeres de un extinguido domingo: pebetes, carlitos y torpedos.


LUNES 9 DE JULIO

16.00
Cristian se impacienta. Nos despierta con un truco demasiado inverosímil: quiere hacernos creer que está nevando en Buenos Aires. Sólo cosecha descrédito y miradas encrespadas. Sin embargo, la treta va tomando forma de rumor, el rumor de noticia, y la noticia de verdad. Internet se transforma en nuestro oráculo: el portal de Clarín encabeza con una palabra fetiche: “Histórico”. La nevada era una realidad en varios lugares del país, pero no en Rosario, donde por más fuerza que hiciéramos no podíamos pasar del aguanieve.

18.50
Despedida entre abrazos con la gente de Planeta X. La posibilidad de repetir la experiencia en Entre Ríos deja abierta una puerta que ya estaba sin llave. Otra vez el Tetris. Otra vez la odisea de arrancar la Beba. Otra vez las vueltas por Rosario. El poeta, amo y señor del volante, lanza un antojo: ravioles con bolognesa y un café con leche. Pedido concedido, todos de nuevo a La Maltería. Gato pide pastas al pesto, yo comparto una pizza con Francisco, Gab y Cristian desintegran con ferocidad sus sanguches. Está todo listo para volver a la ruta. Pepe y su grupo ya reposan en Buenos Aires, gozando del clima que regalaba copos blancos a quienes habían madrugado.

21.55
Saludo al contestador telefónico de mi padre: ambos parecen cumplir años el mismo día. Con la promesa de volver a menor velocidad salimos a la autovía por el mismo Boulevard que nos recibió. No hay lugar para la tristeza o la melancolía. Nadie mira hacia atrás.

23.00
Primera parada para cargar nafta, en una estación de servicio de las afueras. En el mini market tomamos café y leemos el diario, mientras la tele dispara imágenes de Gran Hermano. Impacto. La vuelta a la realidad se empieza a sentir. Afuera está nuestro premio: la nieve. Como en Buenos Aires. Gab está hipnotizado. Persigue con su boca a los pequeños copos, envuelto en una frazada marrón. Francisco lo filma, agazapado, dejando registro de un final a toda orquesta.

02.15
Entramos a 130 km/h por la Panamericana. Atrás quedó la segunda parada técnica, en la que el poeta y el capitán hicieron guerra de nieve. También el té de citrus comunitario, servido en vaso de medio litro con un solo saquito. Nos reciben imágenes bizarras: banquinas de pasto blanco, copas de árboles camufladas, y hasta palmeras nevadas. El primero en dejar la Beba es Gato. Le sigue Cristian, y después Gab. Subimos cables y equipos al departamento donde comenzó la aventura. Antes de volver juntos a Muñiz, Nico y Francisco me dejan en casa. El sereno del edificio duerme. Entro al departamento. Un charco de agua en el piso me recuerda que dejé descongelando la heladera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermosa y emocionante crónica del viaje a Rosario, excelente!