27.1.08

La política de la corrección




El primer debate del año surgió entre los films Desapareció una noche y Gangster americano. No sabemos cuánto tienen en común (quizás el estar basadas en hechos “reales”), pero resultaron ser los activadores de esta polémica que circula entre el ascetismo de recursos y la barroquización de la puesta en escena. O cómo despejar un camino es a veces la excusa perfecta para evitar ir al fondo de los asuntos.


(OJO: CONTAMOS VARIOS FRAGMENTOS DE LAS DOS PELÍCULAS)



Nuestro 2008 empezó con polémicas. Dos películas que poco tienen que ver entre sí (y que se estrenaron en diferentes años) sirvieron de disparador para pensar formas de ver y hacer cine. Desapareció una noche (Gone baby gone, Ben Affleck) abrió el juego. Javier planteó varias objeciones (escuchá acá la polémica del programa 44º), pero voy a responder a dos que me parecen fundamentales y que además van de la mano. Una es la supuestamente excesiva cantidad de temas que abarca el film; la otra es el (ab)uso del recurso de flashback.


En Gone... el secuestro de Amanda, una nena de 4 años, hace girar a su alrededor, como si fueran sus satélites, temas como secuestros, abuso infantil, racismo, corrupción policial, y hasta problemas de pareja. La trama se desarrolla de forma vertiginosa, los puntos de vista van cambiando, y hay tres momentos en donde el film parece concluir. Ahora bien, frente a temas donde la opinión pública es manipulada por los opinadores públicos, las posiciones de uno como espectador necesariamente cambian (porque agregamos información, porque desmentimos la anterior, o porque nos paramos en otro lugar para mirar los acontecimientos); entonces una situación puede verse tres veces encontrando el receptor tres cosas diferentes. Esto no significa que cada una de las veces estemos más “iluminados” (muchas veces ocurre lo opuesto), aunque en Gone baby gone sí sucede. El uso del flashback termina actuando como la metáfora de Heráclito: nunca nos bañamos dos veces en el mismo río (si no, pregúntenle a la pequeña Amanda).


Lo que me resultó curioso fue que Javier quisiera convencerme de lo confuso que resultaba la superpoblación de temas + el uso de los flashbacks, poniéndome en frente dos evidencias por lo menos cuestionables. Una, la idea de que siempre “menos es más”. En muchos programas y en otros tantos textos defendí la idea de restar elementos para sumar complejidad. El hijo, de los hermanos Dardenne, o la cuestionada 4 meses, 3 semanas y 2 días, de Cristian Puiu eran ejemplos precisos de esta tendencia. Pero como sucede con cualquier recurso (despojar la escena, usar flashbacks, la voz en off, el uso de actores no profesionales, etc) ninguna película va a ser buena o mala de antemano por emplear o desestimar tal o cual. Sería como pensar que un equipo que no juega con líbero y stopper necesariamente va a jugar mal. Ben Affleck en su primera película (nunca olvidemos que nos referimos a una ópera prima) nos da la impresión de abandonar durante parte del metraje la pretensión de profundidad a cambio del vértigo. Además de no ser una ecuación tan drástica, tampoco son vectores excluyentes, a no ser que uno sea un sujeto binario que sólo puede pensar en términos de ceros y unos. Veamos, si no, el final de Gone baby gone: Patrick (Casey Affleck, una de las mejores cosas que le pasaron a Hollywood en esta década) pierde a su novia Angie. Y la pierde voluntariamente, es decir, estaba en sus manos no perderla. Este final desolador, casi un anti-final, pone en jaque la idea de superficialidad del film. Cuando nos inquietamos pensando que la paleta de colores de Affleck (Ben) no resiste una tonalidad más, el cuadro está terminado. Ahí dejamos de ver la suma de las partes y entendemos que hay un todo que la supera.


La segunda evidencia es más fácil de rebatir, y debo reconocer que me sorprendió en su nivel de contradicción (perdón, Javier). American Gangster, el último film de Ridley Scott, era la prueba que mi compañero exhibía para que hiciera de oposición a la de Ben Affleck. “Fijate cómo un director más experimentado hace una película con una o dos ideas” era, quizás con otras palabras, su hipótesis. Le hice caso. Desistí de ver Soy Leyenda (Francis Lawrence, 2007) y saqué una entrada para este otro tanque (en sentido literal: “pesa” dos horas cuarenta). ¿Qué me encontré? La historia “real” de un tipo que llegó a ser el mayor traficante de heroína del Harlem, que iba él mismo a arreglar las negociaciones al medio de la selva en plena guerra de Vietnam (adiós negocio para los intermediarios), y que termina sucumbiendo frente a la persecución de un grupo de ex-yonquis, delatado por usar un tapado de piel de dudoso gusto. La película no está mal, es mejor que alguno de los últimos films de Scott (Gladiador, sin ir más lejos), el personaje principal es un mafioso al que no podemos odiar tan fácilmente, y Denzel Washington -a él nos referimos- sale de ese estado maníaco en el que lo habíamos visto en algunas de sus últimas películas. Ahora bien, grande fue mi desconcierto cuando encontré esta lista de sub-tramas que ahora comparto: violencia en las calles, discriminación racial, guerra entre narcos, los problemas familiares de Denzel (incluye cachetazo de madre adorable), los problemas familiares del policía que lo persigue (Russell Crowe; ¿hacía falta enterarnos de sus crisis maritales y del juicio por la tenencia de su hijo?), y la lista puede seguir.


Alguien puede decirme que en realidad hay una sola idea matriz: la historia del narcotraficante Frank Lucas y cómo llegó a ocupar el lugar que ocupó. El resto son tramas paralelas que acompañan a la principal. Cierto. Tanto como que Gone baby gone es la historia de Patrick Kenzie investigando el secuestro y ¿asesinato? de una nena de 4 años. El resto son tramas paralelas que acompañan a la principal. Pero supongamos que no es así. Démosle la razón a Javier y otorguemos el premio a la Película Más Despojada al film de Scott. Algo huele mal en Harlem y peor en Vietnam. El no profundizar esas tramas paralelas le ahorró el trabajo más pesado: horadar en el vínculo entre la heroína y la guerra al otro lado del mundo. Seguramente alguien habría alzado la voz diciendo que pretendía tocar muchos temas al mismo tiempo. Pero la omisión de esa parte de la historia (en realidad la superficialidad con que lo trata, ya que el tema está ahí) en un film saturado de tramas menores hace que American Gangster pase de ser un film correcto en su realización, a una película políticamente correcta en su parcial visión de los hechos. Por el contrario, la historia que cuenta Ben Affleck termina mal, tiene que terminar mal; hay que tomar una decisión que indefectiblemente va a perjudicar a una de las partes. Los Affleck no esquivan esa parte embarrada del camino y el final de Desapareció una noche es mucho menos redondo.



Considerar el flashback como un recurso que necesariamente viene a sobre-explicar lo que ya está dicho es un error. Como también lo es pensar que toda película que centra su atención en un solo hilo argumental va a ser mejor que aquella que despliega un abanico de circunstancias. Se puede mostrar poco y no decir casi nada. Nadie en su sano juicio cuestionaría a un pintor por “agregar” material sobre su lienzo en blanco, ni tampoco a un escultor por “quitar” material de su piedra en bruto. Lo importante es cómo lo transforman y el resultado al que lleguen. Lo mismo debería pasar con los realizadores. Recién ahí vamos a poder hablar de rasgos tan necesarios en los films que merodean la cartelera local: coherencia, cuestionamiento, honestidad y cierta incorrección, teniendo en cuenta que el cine, el más vertiginoso o el más despojado, es siempre una forma de ver el mundo, es decir, de tomar una posición política frente a los hechos que se deciden narrar.


Gonzalo Beladrich

Enero 2008

1 comentario:

Max Yakin Bozek dijo...

sr javier carmín! agradecidísimo por su saludo y su presencia en el chat! Pero no se preocupe, que la melancolía del anochecer de los viernes atari ya pronto volverá, y esperemos que bastante má renovada!
A uds no los estoy escuchando en vivo por el horario dominguero que no puedo, pero ya estoy suscripto a vuestro podcast así que las buenas recomendaciones cinéfilas ya me llegan directito y semanlmente al iTunes :)
Pues que nos vemos/escuchamos/escribimos pronto!
saludos a ambos,
x.