10.4.10
Diario del Bafici - Día #2
VIAJE SENTIMENTAL
Dir. Verónica Chen (Argentina, 2010, 62')
Segunda película del festival, segunda propuesta radical. Tenía varios motivos para ver lo nuevo de Verónica Chen. Primero, me habían gustado sus dos largos anteriores. "Vagón fumador", la historia de un taxi boy que atendía a sus clientes adentro de cajeros automáticos, en el contexto de la crisis de 2001 y en una Buenos Aires nocturna bien reconocible, había despertado mi atención. Su segunda peli, "Agua", era más convencional, aunque tenía algo que la hacía sobresalir: su trabajo de sonido, y la construcción del relato desde ese registro, algo que en Argentina hacen muy pocos realizadores. La otra razón principal era el título, que dicen que remite a un corto -que no vi-, y que igual me parece lo menos importante: ya un viaje sentimental de la mano del cine me resulta una propuesta que sólo puede predisponerme de buena forma.
El film es otro giro en la carrera de Chen. Ella se pone a sí misma como eje de la narración, y cuenta los viajes (literales y metafóricos) que llevó adelante a través de sus películas. Para ello toma un período muy concreto de su vida (1998 a 2008), y decide contarlo con fotos fijas, acompañadas de un intertexto que va poblando la pantalla, y 4 o 5 canciones que suenan durante la hora de metraje.
Mi sensación viendo la peli era muy ambigua. Por momentos lograba levantar vuelo y trasladarme a esos lugares donde me llevaba la memoria de Chen, especialmente cuando la ternura de esa relato impreso en la pantalla lo permitía (uno de los momentos más logrados es cuando cuenta que de chica su hermano pintaba de rojo el 12 de febrero en el almanaque, y ella creía que ese día -el de su cumpleaños- era feriado en todo el mundo). Sin embargo, por otros momentos me invadía el tedio y me preguntaba cuál sería la motivación para que una realizadora llevara adelante un proyecto documental de este tipo.
En un momento la sucesión de fotos fijas se ve abortada por la irrupción del movimiento, algo que necesitábamos con desesperación, y con el hallazgo de unas imágenes olvidadas por la directora. Entre tanta cristalización de recuerdos en imágenes estáticas, la aparición repentina de estos fotogramas libres, casi anárquicos, se vivieron como una bocanada de aire fresco.
Tengo que confesarles algo. Antes de ir al Abasto a ver la peli me encontré en la calle con uno de los programadores del festival. Cuando le dije que estaba yendo a ver "Viaje sentimental" su reacción fue contundente: "Uh". Traté de no sentirme condicionado por esas dos letras, pero en los momentos menos logrados del film esa onomatopeya volvía a mi mente una y otra vez. Y, lógico, abandoné la sala sin tener en claro cuánto me había gustado la peli realmente. Al día siguiente todavía lo estoy procesando.
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