Sobre El sueño del perro
Por Ricardo Becher
Cuando Salvador Samaritano la presentó en su programa de TV se refirió a Tiro de gracia como un film curioso. Yo diría que El sueño del perro es igualmente curioso. La película de Pécora es difícil de definir, escapa a cualquier clasificación de género o estilo. Detrás de un aparente minimalismo -casi podría decirse impresionista- se descubre una narración desestructurada en tiempos y planos de realidad o imaginación, de sueño y memoria. El tempo en que trascurre -ritmo al que no estamos acostumbrados a ver en el cine mainstream- es de una deliberada lentitud basada en largos paneos descriptivos, y un acontecer de sucesos en apariencia menores -de ahí la posible pero insuficiente calificación de minimalista- que, sin embargo, van generando la intriga de saber hacia dónde conducen, del mismo modo que intriga e inquieta la alternancia no lineal entre la ciudad y el río, el presente y el recuerdo, y la sorpresiva irrupción de un montaje rápidisimo y agudo en la feroz riña de los perros.
Todo parece tener un valor simbólico a descifrar, como la escena donde el personaje abandona su máquina de escribir al pie de un árbol en una vereda desolada de la ciudad -los agujeros a llenar por el espectador, que quería Eco- o cuando recorre en el asiento trasero de un auto una autopista urbana que nunca sabremos a dónde lo conduce, para después reaparecer una vez más en el silencio y calma del río dónde muere un viejo, y el chico que entraba furtivamente a la casa ribereña del personaje -sin nombre- a revisar sus cosas y rapiñar algo, termina siendo su compañero y amigo.
Lo dicho, un film curioso, difícil, que invita a los que logran atravesar la barrera de su tempo adagio sostenuto a pensarlo dos veces y descubrir las claves ocultas de su múltiple significación. Una película que inquieta, distinta para cada espectador porque parece dirigida antes que nada a su inconsciente.
Detrás del aparente realismo o del clima impresionista de El sueño del perro Paulo Pécora sigue siendo tan expresionista como en Áspero, su admirable primer cortometraje.
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