Ganó el Oso de Oro gracias a Contra la pared. ¿Fue difícil volver a rodar tras un éxito tan notable? Después de Contra la pared, una película en la que metí mucho de mí mismo, no sabía qué haría después. Era la primera vez que me pasaba. Hasta entonces, siempre había tenido claro a qué proyecto me lanzaría después de acabar el rodaje de una película. De golpe me encontré en una situación poco agradable, sin saber qué hacer. Lo más irónico fue que el gran éxito de Contra la pared lo empeoró aún más porque no me lo esperaba en absoluto. Era genial, pero el éxito no me puso las cosas más fáciles. Me bloqueé. Me sentía obligado a superar Contra la pared. Yo mismo quería ir más lejos desde el punto de vida artístico. Quería demostrarme a mí mismo que no había agotado mis posibilidades con la película. Tengo por costumbre usar metáforas deportivas y no paraba de decirme a mí mismo que no hay que abandonar la carrera en los primeros cien metros. Debía superar Contra la pared. Para eso era necesario batir a Carl Lewis y convertirme en Ben Johnson. La película aborda la relación entre padres e hijos Cuando me convertí en padre, cambié mucho. Mi hijo nació en 2005. De la noche a la mañana sentí que debía ser más responsable y pensar en el futuro. Antes era más bien indolente. Gracias al nacimiento de mi hijo, olvidé la presión artística, lo que ha influido mucho en lo que escribo. También me ha ayudado mucho impartir clases en una Universidad de Hamburgo y compartir lo que sé con los alumnos. Fue un alivio rodar el documental Cruzando el puente: los sonidos de Estambul. Fue una auténtica terapia ir a Turquía y conocer a los cantantes y a los músicos. ¿Existe algún hilo conductor en su obra artística? El cine ocupa un lugar considerable en mi vida, pero no es nada si lo comparo a temas como el nacimiento, el amor, la muerte. Decidí que para convertirme realmente en adulto, debía realizar tres películas. Algunos dirán una trilogía, pero, sea lo que sea, son tres películas indisociables, pues tratan del amor, de la muerte y del mal. Contra la pared habla del amor; Al otro lado, de la muerte. Habla de la muerte en la medida que cada muerte es un nacimiento, ya que la muerte y el nacimiento abren caminos hacia otras dimensiones. Con Al otro lado, tengo la sensación de haber entrado en una nueva dimensión, pero aún falta algo que será el núcleo de la tercera película, la que tratará del mal. Creo que es necesario llegar hasta el final. Pienso en esas tres películas como "deberes" que debo cumplir. Una vez hecho eso, podré pasar a otra cosa. Quizá me atreva con películas de género y haga cine del oeste, cine negro, incluso de miedo. Me ha influido mucho "El arte de amar", de Erich Fromm. Me fascinan las relaciones humanas. No me refiero solo a las relaciones entre hombres y mujeres, a las relaciones sexuales, sino entre padres e hijos, al conjunto de las relaciones. En mi opinión, si hay guerras en el mundo, se debe a que el hombre no ama bastante al prójimo. También pienso que la pereza engendra el mal; es más fácil odiar que querer. ¿Cómo fue el rodaje en Turquía? El rodaje empezó el 1 de mayo de 2006. Rodamos en Alemania -en Bremen y en Hamburgo- y en Turquía -en Estambul, en la costa del mar Negro y en Trabzon. El rodaje duró unas diez semanas. Turquía es un decorado imponente para cualquier realizador. Alemania lo es mucho menos. Tiene lugares muy atractivos e interesantes, pero cuesta mucho encontrarlos; a veces hay que crearlos. Al contrario, en Turquía hay una luz extraordinaria. Para mí, rodar en Estambul es tan interesante como rodar en Nueva York, porque son dos ciudades muy atractivas y cosmopolitas, son dos megalópolis. Me gusta filmar ciudades quizá porque crecí en una metrópoli. Es el universo que mejor conozco. En Al otro lado la ciudad es un personaje más. Lotte no habla turco y se pierde nada más llegar a Estambul. Por otra parte, quería romper el marco urbano insertando planos del campo y del litoral. La película se mueve entre Turquía y Alemania... Mis orígenes son turcos y alemanes. Nací en Alemania, pero estoy dividido entre las dos culturas. Crecí en Europa, pero mis padres me inculcaron la cultura turca, que siempre ha ocupado un lugar importante en mi vida. De niño, iba a Turquía cada verano con mi familia. Ya que pertenezco a las dos culturas, me parece lógico que mis películas también muestren esa ambivalencia. Tengo una relación de amor y odio muy compleja con Turquía. No me interesé por ese país hasta el fin de mi carrera universitaria en 1995. Hasta 1996 no decidí rodar allí un corto, "Getürkt". Entonces descubrí otra faceta de Turquía y el país empezó a fascinarme. Cuanto más ruedo en Turquía, más intento entender el país, y cuanto más lo entiendo, más me entristezco. Odio la política y el nacionalismo, lo que pasa allí ahora... La historia se repite. Vuelven a cometer los mismos errores. Amo Turquía, pero rodar allí me deja sin energía, lágrimas ni sangre. La imagen de la burocracia turca en Al otro lado no es severa, es kafkiana. No es una crítica, sino una realidad que no necesita comentario. En la película, cuando detienen al activista delante de Ayten, la muchedumbre delirante rompe en aplausos. Pero lo peor es que ocurrió exactamente lo mismo durante los ensayos: los figurantes empezaron a aplaudir espontáneamente. Solo ocurre cuando se considera que el detenido es un enemigo del Estado. El fascismo está por doquier en las calles de Estambul. Se ven muchas banderas turcas en Al otro lado. Merece la pena intentar contarlas. Supongo que para los nacionalistas esto demuestra mi amor por Turquía, pero no añadimos una sola bandera. Ya estaban todas. No cambiamos los decorados naturales, se rodaron tal como estaban. Quizá haya exagerado un poco, pero las banderas turcas abundan. ¿Por qué hizo del personaje de Nejat un profesor universitario? Creo que la inteligencia es sexy, por eso decidí que Nejat sería profesor. Además un profesor de alemán de origen turco zarandeó algunos prejuicios que siguen existiendo en Alemania. De hecho, los turcos tienen un papel clave en Alemania en el campo cultural, político y científico. No se limitan a la prostitución. Para Yeter, la educación es tan importante que acepta prostituirse para pagar los estudios universitarios de su hija. Nejat se ve reflejado en esa sed de conocimiento. Es irónico que cuando Nejat llega a Estambul, ocupa el lugar de un intelectual alemán dueño de una librería. El nivel de alfabetización y los estudios tienen un papel fundamental en Al otro lado. Un libro simboliza el conflicto entre Nejat y su padre. El problema era qué libro escoger. Fue una decisión difícil. No quería "Siddharta", ni "El hobbit", ni nada abiertamente simbólico. Decidí hacerle publicidad a un amigo que había escrito un libro genial. Por eso escogí "Die Tochter des Schmieds" (La hija del herrero), de Selim Ozdogan. En la película, la lectura se convierte en un elemento clave. La lectura simboliza los estudios, y solo la educación salvará el planeta. A veces se compara su energía con la de R.W. Fassbinder Imaginé a una madre alemana que llega a Estambul para encontrar a su hija desaparecida. Pensé en Hanna Schygulla muy al principio. La conocí en Belgrado en 2004 y me hechizó. Entonces decidí que trabajaría con ella. Algunos periodistas alemanes me han comparado a Fassbinder, pero no estoy de acuerdo. Vengo de la calle, no del teatro. Me siento más cercano a Yilmaz Güney, un artista que se rebeló contra las convenciones. Fassbinder fue para Hanna lo que Güney fue para Tuncel Kurtiz, en quien también pensé enseguida para Al otro lado. Pero mi objetivo no era utilizarlos como iconos del cine de Fassbinder y de Güney. Además, habría sido pretencioso por mi parte intentar dirigirlos como ya lo habían hecho otros realizadores. No quería que el trabajo de dirección de actores sufriera. Mi trabajo es contar historias. Hanna y Tuncel encajan perfectamente con la imagen que tenía de la madre y del padre en la película. ¿Cómo surgen las tramas de sus películas? Como realizador, la mayor dificultad reside en no repetirme. Me gusta sorprenderme y, al mismo tiempo, asombrar al espectador. Espero que mis películas no se parezcan. Supongo que no se podrá dar un veredicto al respecto hasta que no haya hecho otra media docena. Cuando tengo ideas nuevas, surgen a la vez, pero tienen orígenes muy diversos. Incluso reciclo algunas ideas, como el sampling en el hip-hop, algo que me encanta. Por ejemplo, cuando se usan ritmos de bajo conocidos para hacer algo nuevo y, de paso, homenajear a músicas más antiguas. De ese modo, he utilizado alguna temática de Cruzando el puente: los sonidos de Estambul en Al otro lado. Me inspiré en las cantantes kurdas para el personaje de Ayten, la activista política. En Occidente no es necesario luchar por la libertad de expresión, pero en Turquía es una constante. Cuando una persona lucha apasionadamente por una causa, se vuelve sexy. Necesitaba a un personaje sexy para la película. Ayten es una mujer instintiva, conoce el mundo de la calle, es atractiva. Al principio, la actriz Nurgül Yesilçay se sentía totalmente desfasada en relación con la cultura política de su personaje, pero cuando por fin aceptó el papel, se entregó del todo. Me quedé asombrado ante el profundo conocimiento que tenía del personaje. Conozco a muchas mujeres como Ayten, y Nurgül no se les parece en nada. Ayten es como mi alter ego femenino. Tiene una idea, y un instante después se sorprende a sí misma porque ya ha cambiado de idea. ¿Se considera políticamente comprometido? Me gustaría cambiar el mundo, pero, ¿me convierte eso en una persona políticamente comprometida? La película quiere cambiar el mundo, pero, ¿la convierte eso en una película políticamente comprometida? Me parece más filosófica a pesar de que creo que, hoy en día, todo es político. En la época actual no se puede separar la vida de la política y del arte. Tengo ideales, pero puedo cambiar de opinión mañana, y me esfuerzo en no ser dogmático. Sea cual sea la creencia de las personas, religiosa o política, todo tiene límites, todo sigue un camino. Quería hacer una película que fuera a contrapelo de la anterior. He intentado realizar la película con cierto distanciamiento, poniéndome en el lugar de un espectador. Pero no es posible. El intelecto no siempre decide. Hay otra parte de mí en la película, una mucho más irracional, que surge del corazón. ¿Qué opina de la posible integración de Turquía en la Unión Europea? Como alemanas, Susanne y Lotte representan la Unión Europea, mientras que Ayten y Yeter representan Turquía. Todo lo que ocurre entre ellos en Al otro lado simboliza las relaciones entre los dos sistemas políticos. Me divirtió la discusión entre Susanne y Ayten sobre la Unión Europea, pero mi opinión no cuenta. Para la escena me inspiré en muchas conversaciones que había oído a mi alrededor. La alemana Susanne y la turca Ayten se dan cuenta de que su percepción del mundo ha cambiado radicalmente. En la secuencia de la librería en la que se abrazan, descubrí un pequeño detalle durante el montaje. Se ven dos banderitas cerca de las dos mujeres, una turca y otra alemana. Las había colocado mi colaborador y amigo Andreas Theil, que falleció durante la última semana del rodaje. Tiene un significado. Quizá también sea una película acerca de las relaciones entre los dos países. | |
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