-La idea de Por tu culpa surge de una anécdota escuchada en una reunión entre amigos. Y si bien la historia que se cuenta en la película difiere mucho de la real, el relato angustioso de una madre acusada de golpear a uno de sus hijos quedó por años en mi memoria. Evidentemente me identifiqué por completo con el sentimiento de ser juzgada como madre. Vivo mi propia maternidad intentando encontrar el equilibrio justo de la cercanía con mis hijos. Pensando como dañarlos lo menos posible.
-Los temas que rondan durante toda la trama (la posibilidad de la violencia familiar, la descontención de los niños, la crisis de la maternidad en el caso de los profesionales con demasiadas presiones y trabajo, la estigmatización de la mujer, el lugar de los médicos y la policía) podían caer en la bajada de línea, en el subrayado, en la obviedad. Sin embargo, me parece que tanto desde el guión como desde la puesta en escena hay un cuidado por no cargar las tintas, por plantear contradicciones, ambigüedades, matices, por ser lo más sutil posible. Me gustaría me cuentes un poco las búsquedas, las ideas que tenías y luego cómo las llevaste a la pantalla desde la marcación, los encuadres y movimientos de cámara, y finalmente la edición.
-Desde el guión, la idea principal era poder hablar de estos temas, pero sin tratarlos como asuntos de otros. Los personajes de esta película no son marginales, de hecho ellos se ven a sí mismos con buenas intenciones a pesar de la violencia y el egoísmo que los rodea. Quería contar la historia de un accidente que pone al descubierto la oscuridad de esta familia para luego volverse nuevamente invisible en la rutina cotidiana. Creo que la elección de contarla en una sola noche también me ayudó a evitar el subrayado, a la vez que me permitió aumentar la tensión y alcanzar el nivel de verdad que la historia necesitaba. Desde el guión, el trabajo con Sergio Wolf evitó que la película se encerrara en una visión estrictamente femenina. Sin ser un trabajo autobiográfico, fue un guión escrito recurriendo a nuestras propias vivencias de padres. La película no intenta ser crítica, sino reflejo. Desde la puesta en escena, la decisión fue adoptar el punto de vista de Julieta (Erica Rivas), cerrándonos cada vez más sobre ella a medida que avanza el relato. Con el director de fotografía, Willy Behnish, trabajamos con las distancias focales y la cercanía del personaje a la lente para generar fueras de campo que se desvanecen y nos acercan a la subjetividad de Julieta. La idea de trabajar con cierto nivel de caos en el set me resulta muy seductora, porque creo que en el imprevisto aparece la verdad. En este caso, el trabajo con Zenón (de 2 años de edad) nos mantenía a todos en alerta continua. Para que la actuación de los chicos fuera genuina y posible, todos debíamos ser flexibles. Mover la cámara y las luces, siguiendo la voluntad del pequeño, pero sabiendo exactamente lo que buscábamos de cada escena para no desviarnos de nuestro camino. Por último, el montaje de Eliane Katz terminó dándole el ritmo de thriller doméstico, como me gusta clasificar a la película.
-¿Por qué elegiste a Erica Rivas como protagonista y cómo fue el trabajo con ella?
-Buscaba una actriz que tuviera una impronta muy física, que le interesara correr riesgos en la actuación (como el trabajo con niños tan pequeños) y -algo fundamental para mí- que fuera madre. Desde nuestro primer encuentro, Erica entendió la propuesta y la hizo suya. El trabajo previo tanto de mesa como el entrenamiento con los chicos fue muy extenso,de casi tres meses. Ya en el set, no sólo debía ocuparse de su actuación sino también de guiar a los niños dentro de la escena, quienes a su vez jugaban su propio juego. Muchas veces me veía obligada a hacer marcaciones durante la toma (sin cortar la cámara) y ella las incorporaba sin perder la concentración, algo realmente muy difícil.
-Los dos chicos hacen trabajos impresionantes y, además ,están mucho en pantalla y con una importancia muy fuerte en el desarrollo de la trama ¿Cómo fue el proceso? ¿Cómo lidiaste con el más pequeño de apenas dos años? Sé que tuviste la ayuda de la misma especialista que trabajó con Celina Murga en Una semana solos…
-Trabajamos con la Maria Laura Berch en el casting, entrenamiento actoral de los chicos y, lo más importante, en la contención emocional de ellos y de quienes trabajamos con ellos. En la película hay muchas escenas dramáticas y comprometidas que tienen a los pequeños como protagonistas y que hubiesen sido imposibles sin la ayuda y el afecto de todo el equipo técnico, la participación de los padres y la enorme voluntad de los chicos. Desde el inicio del casting buscábamos hermanos en la vida real. Tratándose de una película que habla de la violencia, contar con la amorosa crueldad que siempre conlleva la hermandad era muy valioso. La brutalidad que uno descarga sobre el cuerpo del otro en la pantalla se transmite como verdad.
Por otro lado, el niño lastimado debía tener realmente dos años y no haber adquirido por completo el habla. Porque, por un lado, debía ser una víctima silenciosa y, por el otro, la metáfora de la incomunicación que viven los personajes. El trabajo fue distinto con cada uno de los chicos, por sus edades. Nicasio, con sus 9 años, se prestaba a mis marcaciones con la misma facilidad de un gran profesional, respetando el tono y el ritmo de cada escena. En cambio, con Zenón, a pesar de ser conciente de nuestro trabajo y de la cámara, las risas y llantos son reales. Él fue aprendiendo de qué se trataba este juego con el paso de los días. Todos nos emocionamos la primera vez que llamó “mamá” a Erica en escena o cuando aplaudía al cortar cámara.
-¿Crees que es tu película más madura y arriesgada? Te aclaro que yo sí lo creo.
-Creo que es mi película más genuina y la que se acerca más a la película que quería hacer. El mayor riesgo fue filmar un universo tan familiar.
-¿Qué expectativas tenés frente a este estreno internacional en Berlín?¿Crees que de alguna manera la Berlinale -que premió Un año sin amor cuando eras casi una desconocida- es un festival que apoya tu carrera y en el que te podés sentir un poco más cómoda a esta altura o los miedos son siempre los mismos?
-La experiencia de Un año sin amor en la Berlinale, cinco años atrás, fue maravillosa y la mejor carta de presentación que pude haber tenido. Siento que Berlín es un excelente lugar para hablar sobre “identidad”. Pero los miedos cada vez son más grandes, tal vez porque soy más conciente. Supongo que de eso se trata madurar.