19.4.08

Día #10 - Larga vida al cine






Paranoid Park, de Gus Van Sant (EE.UU., 2007, 90´)
Serge Daney decía que le gustaba el cine de Gus Van Sant porque filmaba en diez planos lo que a otros directores les llevaba toda la carrera. Lo interesante de la anécdota es que Daney murió hace más de quince años, cuando Van Sant había hecho Mala Noche (1985), Mi mundo privado (1991), y apenas un puñado de películas más. En Paranoid Park apaga definitivamente los colores saturados de Elephant (2003) para adaptar la novela de Blake Nelson: una historia oscura, otra vez teñida por la muerte, y otra vez con un adolescente lacónico como protagonista. Las obsesiones de Van Sant se reproducen: la opresión de las escuelas, la estupidez de los padres, lo difícil que es relacionarse con los otros, y la soledad como refugio. Con las imágenes más bellas de todo el Bafici, Paranoid Park merece una segunda visión fuera de la vorágine del festival, y su director un capítulo propio en la historia del cine generacional estadounidense.

Morceaux de conversations avec Jean-Luc Godard, de Alain Fleischer (Francia, 2007, 125´)
Una de las razones por las que este tipo de documentales se vuelven fascinantes es porque nos recuerdan algo que a veces pasamos por alto: Godard está vivo. En Moreceaux... Alain Fleischer sigue al cineasta francés durante la preparación de una exposición por encargo y durante unas charlas con estudiantes de audiovisual y bellas artes de aquel país. Godard trata de hacerles entender que mientras haya algo que no se haya visto -algo que sólo una cámara pueda mostrar- la experiencia del cine va a tener sentido. Y de sus palabras surge un diagnóstico que no por conocido deja de ser demoledor: el cine está en ruinas. Eso sí, Godard vive. La pregunta se vuelve obvia, ¿habrá cine (el cine de la duda, el de la ceguera) después de Godard?

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